“La meta de nuestra guerra no es simplemente ocupar territorios, sino la desaparición física de nuestros adversarios. He ordenado a mis brigadas especiales matar sin miramientos, ni lástima, a hombres, mujeres y niños de origen polaco o pertenecientes al mismo grupo lingüístico. De esta manera, únicamente, podremos adueñarnos de los territorios tan vitales para nosotros. ¿Quién recuerda hoy la masacre de los armenios?”
A. Hitler, 22 de agosto de 1939.
Así respondió Hitler a unos generales que le se atrevieron a decirle que sus órdenes violaban las leyes de la guerra; en su locura, pensó que ganaría la guerra en Europa y como la historia la escriben los vencedores, sus crímenes quedarían olvidados. Afortunadamente no fue así y las matanzas llevadas a cabo por los nazis no han quedado apartadas en un rinconcito de la historia.
¿A qué se refería Hitler con el olvido de la masacre de armenios?: entre los años 1915 y 1918 y luego entre 1920 y 1923 el ejército turco (otomano) exterminó de diversas formas a entre 650.000 y 1.500.000 armenios de los que demasiadas pocas personas han oído hablar.
Armenia es un pequeño país situado en el Cáucaso que en la actualidad tiene frontera con Turquía, Irán, Azerbaiyán y Georgia. Tiene una historia milenaria y su extensión ha variado ampliamente, llegando hace siglos una gran parte hasta el Mediterráneo. Armenia fue el primer país que adoptó el cristianismo como religión oficial; de hecho la Iglesia Nacional Apostólica Armenia es la más antigua del mundo, asimismo existe en la Ciudad Vieja de Jerusalén un barrio armenio (los otros tres son el barrio judío, el cristiano y el musulmán).
Armenia obtuvo su independencia del imperio otomano y ruso en 1918 pero en 1922 pasó a formar parte de la URSS, como parte de la República Socialista de Transcaucasia que después se dividió en las repúblicas socialistas de Armenia, Azerbaiyán y Georgia. Con el derrumbe de la URSS recuperó su independencia en 1991.
El territorio armenio hoy en día se extiende apenas por 30.000 Km2 y ha quedado fuera de él su enclave más simbólico: el monte Ararat (donde se dice que se posó el Arca de Noé después del diluvio universal) actualmente en territorio turco. Su población es de sólo tres millones y medio de habitantes y existe una cifra similar en la llamada diáspora.
Los armenios afirman que se exterminó a una gran parte de su población en el imperio turco; los soldados armenios del ejército otomano fueron desarmados y enviados a hacer trabajos forzosos, las mujeres, niños y mayores fueron deportadas a los que hoy es Siria a través del desierto, durante el trayecto hubo infinidad de violaciones a mujeres y miles murieron de hambre y sed. Acusan a los “jóvenes turcos” que crearon el “Comité de Unión y Progreso” de aprovechar la I Guerra Mundial para “limpiar” el Imperio Otomano de otras nacionalidades que vivían en su territorio.
Conmemoran el genocidio los 24 de abril porque fue ese día del año 1915 cuando unos 300 de los líderes de su comunidad fueron arrestados (y hechos desaparecer) en Constantinopla (hoy Estambul).
Turquía niega que las muertes acaecidas en 1915 fueran el resultado de un plan organizado por el Estado para eliminar a la población armenia bajo su soberanía (el hecho de que las muertes fueran planificadas por el Estado es el requisito para considerar las muertes como genocidio), y defiende una postura que se basa en que el Imperio otomano luchó contra la sublevación en su territorio soberano de la milicia armenia, respaldada por el gobierno ruso.
Armenia y los armenios en la diáspora han buscado el reconocimiento de los hechos como un genocidio y son muchos los países que lo reconocen: Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Líbano, Lituania, Holanda, Polonia, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, El Vaticano y Venezuela. (Por cierto, en la lista no está Israel, seguramente por sus intereses económicos con Turquía).
En otros países son sus regiones o comunidades autónomas quienes han reconocido el genocidio armenio: Escocia, Irlanda del Norte y Gales (Reino Unido), País Vasco y Cataluña (España), Ontario y Quebec (Canadá), Australia Meridional y Nueva Gales del Sur (Australia), Crimea (Ucrania), Ceará y São Paulo (Brasil). En los EEUU lo han hecho 42 de los 50 estados pero no el Gobierno Federal a pesar de las promesas que, en 2007, hizo el entonces senador por Illinois que hoy ocupa la Casa Blanca.
En Turquía la mera mención del genocidio puede acarrear la posibilidad de la apertura de un procesamiento judicial como en el caso del escritor turco y ganador del Premio Nobel Orhan Pamuk.
El reconocimiento de los hechos como genocidio es uno de los problemas para la incorporación de Turquía a la UE (junto con el problema de Chipre). El Parlamento Europeo dictaminó que los hechos constituyen genocidio aunque no ha exigido que Turquía lo reconozca como requisito para entrar en la UE; sí lo ha hecho Francia, que tiene alrededor de medio millón de descendientes de armenios de la diáspora y donde incluso se votó una propuesta de ley para castigar a quien negara el genocidio armenio.
Sobre el tema tenemos bibliografía como el libro escrito por José Antonio Gurriarán “Armenios, el genocidio olvidado” (Espasa, 2008), y también hay muchísima información en Internet; el pueblo armenio está decidido a que no se olviden los hechos y hay numerosas webs que nos hablan de lo ocurrido (un par de ejemplos: http://www.theforgotten.org y http://www.genocidioarmenio.org). En el cine también se ha tratado en películas como “El destino de Nunik”. En cuanto a la música, el grupo estadounidense de origen armenio System Of a Down menciona en algunas de sus letras el genocidio.
Vicente.
Muchísimas gracias Vicente por esta entrada.
ResponderEliminarMuy interesante y además, estas cosas hay que saberlas y no olvidarlas nunca.