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domingo, 16 de enero de 2011

Mobbing-Moving y prohibiciones


En el año 1974 un grupo de mujeres progresistas nos reuníamos para organizar charlas en fábricas, colegios… y esas charlas versaban sobre los objetivos de nuestro grupo:  la despenalización de los anticonceptivos (seis años de cárcel por tomarlos), la igualdad de la mujer “a igual trabajo igual salario” (en empresas tales como Galerías Preciados, un jefe de sección ganaba mil y pico pesetas más si era hombre que si era mujer), es decir combatíamos las injusticias que veíamos en la sociedad de ese momento.  Una de las mayores injusticias era la que sufrían las mujeres que daban a luz.

Era curioso que, en las entrevistas para conseguir un trabajo, las mujeres debíamos decir que ni teníamos novio ni pensábamos en casarnos (porque el casamiento entrañaba el riesgo de un embarazo, una baja prolongada): no interesaba contratar a las mujeres porque las mujeres nos embarazamos, los hombres no.

Para los que combatimos en aquella época no existía la palabra “mobbing”, hablábamos simplemente de injusticia cuando a una mujer que acababa de parir (contable, por ejemplo) se la degradaba a reponedora de almacén, o telefonista, después del permiso de maternidad.  ¿Qué se buscaba? Que la mujer se hartara y se fuera de la empresa.  A veces se la obligaba a trabajar en horarios distintos y más difíciles de compatibilizar con su vida familiar o se la trasladaba a sitios mucho más alejados de su domicilio…

Honestamente creí que esto se había terminado.  Honestamente pensaba que los avances conseguidos desde esa época hasta hoy hacían impensable un retroceso tan brutal como se está produciendo.

Hoy, en Madrid, hay empresas que hacen mobbing a sus empleadas mujeres cuando han tenido la osadía de quedarse embarazadas y disfrutar de un permiso de maternidad… Se llama mobbing maternal ¡Qué tierno!
¿Por culpa de la crisis? No, por culpa de un machismo que no solamente no está erradicado sino que está rebrotando con una fuerza y virulencia  digna de algún alcalde italiano que quiere prohibir los escotes y las minifaldas.

El avasallamiento de la mujer trabajadora por parte de quienes se supone deberían ayudarla a compatibilizar su vida profesional y familiar demuestra una vez más la miopía mental de esas gentes. ¿Han pensado que poniendo trabas a esa compatibilización lo único que están logrando es que las mujeres decidan renunciar a la maternidad?
Y si baja la natalidad… ¿Quién va a pagar las jubilaciones futuras? ¿Cómo se van a pagar?

No lo entiendo, o no quiero aceptarlo. No puedo aceptar que aquello por lo que luchamos tanta gente –la libertad, la igualdad- se esté convirtiendo hoy en una caricatura y en una cárcel donde no se permite que el individuo ejerza su derecho a la libertad.

¿Cómo es posible que hayamos pasado de la no discriminación a esta barbaridad basada en el abuso contra las mujeres?

Los salvadores de la patria, los que nos dicen lo que debemos o no hacer, parece que tienen todas las cartas para ganar la partida… pero yo les diría que no se confiaran tanto, que miraran un poco a nuestros vecinos, los franceses. Parece que el pueblo francés está cansándose y quema… quema muchas cosas… coches, tiendas, contenedores…

El pueblo, nuestro pueblo, es paciente, aguanta, se calla, pero el día que se le hinchen las narices ni señores tan importantes como Napoleón lograrán silenciarlo.

Cada día aparecen nuevos grupos, pequeños grupos que empiezan a contestar las propuestas de los grandes políticos… y Belén Esteban podría sacar siete diputados si se presentara a las elecciones. ¿Por qué?  Porque a la gente, a la gente corriente, normal, se le está terminando la paciencia y está empezando a entender que el partido político por el que votó no le representa.  No le importa la base que le ha votado.  Sólo le interesa el poder. Y el ciudadano normal quiere caras nuevas, quiere tener esperanzas. Ya.

El poder a costa de la gente, a costa del ciudadano de a pie, no es algo “vendible”, así que, aunque no me hayan pedido consejo, yo le diría a Rubalcaba, Rajoy, Patxi López, y compañía: Empezad a pensar que los votantes, además de votantes son seres humanos y, aunque parezcamos imbéciles por votaros a vosotros, pensamos… y podemos llegar a pensar como quitaros de en medio democráticamente, o sea,  en  las  urnas.
Empezad a pensar que no se puede prohibir todo con la excusa de que nos queréis proteger. ¿Proteger de quién? ¿De vosotros?

Mcarmen Pico Manville
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